lunes, 3 de noviembre de 2008

Fiestecilla en el Garaje (2ª parte)



Después de ver los bondages impresionantes que hacían alguno de los participantes del encuentro me fui animando. Pero mi corset era demasiado delicado para las cuerdas de cáñamo, así que AmAzú busco una alternativa. Me ató las manos al techo, luego un bondage de pecho precioso y bien fuerte y, por último (aún que fuera poco tiempo) me ató un tacón hacia arriba, dejándome a la pata coja. Me sentí bien de no caerme en esa postura, de poder aguantar mi peso y equilibrio en un sólo pié y encima con tacón (llevaba con tacones desde las 12 de la mañana, algo insólito en mi). Cuando ya me tuvo como quería pasó a ponerme unas pinzas japonesas en el pecho, haciéndome coger la cadenita con la boca. Yo no podía dejar de sonreir. Sería el ambiente, las cuerdas, ella, yo... pero me sentía feliz, y me dolía, pero era un sentimiento secundario. Lo importante era disfrutar del momento, y así lo hice. Muchas gracias AmAzú. LauraM.

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