lunes, 30 de mayo de 2011

Zamora


Hay veces que las cosas salen mal aún preparándolas... Hay veces que las cosas salen estupendamente aún que las ganas que lleves sean las justitas para pasar el día. Hay veces que simplemente tienes que dejarte llevar, tienes que dejar fluir a la gente, las ganas, las energías a tu alrededor, pararte y observar que es lo que está pasando.

No teníamos ni idea de lo que había que hacer en Zamora. "Hemos pensando en vosotros para que hicierais algo con agujas. Es como si fuera una sesión vuestra, actuar a vuestra bola". En principio la idea me parecía genial, más que nada porque nosotros no sabemos actuar, con lo que aceptamos el compromiso. 4 ganchos de 4 mm para suspender, agujas varias, algo de utensilios de spank y unas chinchetas era parte de nuestra "perfo". Llegamos a la "casa de curas" los primeros, con esa cara de tonto que se te pone cuando llegas a un sitio y crees que no pintas demasiado por allí. Hicimos un pequeño tour por el lugar y lo cierto es que nos encantó: varios ambientes, a distintos niveles, con un toque cochambroso cuidado... Nos indicaron nuestro lugar: la primera sala nada más pasar de la entrada, paredes blancas sucias, diáfano con un par de muebles funcionales y viejos y el techo lleno de ganchos para colgar jamones (o jamonas). Domingo, el artista que había concebido la pieza, nos explicaba cual era la idea. "Vosotros hacer lo que os apetezca, lo que os parezca bien. No tenéis que ser los que hagáis las cosas más fuertes, ni más espectaculares. Simplemente pasarlo bien". Dicho y hecho. Fueron llegando las demás parejas para sus perfos y cada uno se fue colocando en su lugar: Desado, Mónica y cía en una sala al fondo, Zor y Mafalda en otra de al lado y Akesha y Ponce abajo. Todas empezaban a la vez, con lo que nos perdimos las de los demás. Todo estábamos ocupados, con lo que no hay nadie conocido que tenga fotos de las "actuaciones" (habrá que esperar la buena voluntad de los chicos que por allí rondaron con sus cámaras).

He de decir que Edu jamás me había colocado un gancho, ni me había clavado una aguja de 4mm en la espalda... Tras las indicaciones necesarias nos pusimos a ello. Me sigo sorprendiendo de las sensaciones que estas agujas en la espalda crean en mi. Duelen, no voy a engañarme, pero es un dolor intenso, interno, delicado y delicioso. La primera costó algo más, la segunda fue más rápida. Una vez con los ganchos puestos todo fue de perlas. Unas cuerdas enganchadas al techo nos ayudaron para poder sujetarme a las alturas. Squares me daba indicaciones, pero era yo la que llevaba los cabos de las cuerdas y la que podía tirar más o menos. La sensación de la piel separándose, de la sangre cayendo calentita por media espalda. Me sentí libre de todo y de todos, me sentí viva y amada. Me concentré en mi dolor (menor del que podáis pensar) y en las palabras de mi chico. Algo de spank, algo de agujas... pero yo quería seguir con los ganchos, quería seguir con mi "droga". Esta vez los cabos fueron a parar a las manos que tantas veces me han guiado y fue él el que decidió cómo tirar, cuanto y cuando.

Creo que hubiera deseado seguir horas y horas, pero nos avisaron "cuando terminéis nos reunimos todos". Me negué a quitarme los ganchos de inmediato por dos razones: la primera es que me gustaba demasiado la sensación de llevarlos todavía puestos y la segunda es que sabía que a algunos de los artistas que estaban con sus perfos les gustaría vérmelos al menos puestos... Con lo cual pasé una cuerda cortita por ellos y me la até al cuerpo de, forma que los ganchos estiraban un poco mi piel (lo justo para seguir sintiéndolos).

El resto os lo podéis imaginar: risas, charlas, buenos momentos, conversaciones y caricias hasta las tantas en el hotel, paseos por Zamora, nuestros pies en el Duero...

Gracias a los que habéis hecho realidad este finde tan diferente y tan especial.

LauraM.