



Me puse mi traje de niña buena, y me dejé llevar. Encima de una mesa, con las piernas en tensión, con dolor, con placer, con cariño, con mucha entrega, con agradecimiento...
Y después la liberación, el gustito que da, y las marcas merecidas.
Gracias al que ató y al que tiró de las cuerdas.
LauraM.
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