lunes, 27 de julio de 2009

El spank


Podría decirse que el Spank es una de las prácticas más comunes en esto del BDSM. Una palmadita en el culo ya podría considerarse spank, y yo creo que lo es. Pero somos algo menos numerosos los realmente apasionados de esta técnica que abarca tantísimo.

Podría hablaros de las distintas sensaciones que producen las decenas de utensilios que tenemos para estos fines (eso otro día). He conocido gente que me dice que no hay nada como la mano, o una zapatilla, o una regla... Y a esa gente siempre le he dicho lo mismo: es que no habéis probado nada más.

A ver, que a mi la mano me encanta, que la regla es dolorosa de narices y pica lo suyo, y lo de la zapatilla... me recuerda demasiado a mi infancia para que me produzca ningún tipo de placer sexual (o mental). Que un látigo no es parafernalia sino uno de las herramientas mejor conseguidas para pasar del dolor al placer. La vara de ratán es una verdadera maravilla y es el utensilio que mejor reparte dolor y picor en un culete.
Joder, que me lío escribiendo sobre los "juguetes" y no es de lo que quería hablar hoy.

Quería hablar de las sensaciones en si, de lo que pasa por nuestra cabeza cuando estamos siendo azotados.
Tengo una amiga a la que también la gusta mucho el spank y un día, que estábamos hablando sobre el tema, la pregunté que si la pasaba como a mi y se preguntaba a si misma en mitad de una sesión que xq narices estaría ahí y no en el sofá de su casa.
Y esq no todo es magia cuando estás siendo azotado.

Este sábado hubo una fiestecilla en el DArk y, por supuesto, allá que nos plantamos junto a Mario y Valentina. Después de una larga charla decidimos entrar en la mazmorra (que por cierto, cada día está más bonita, como se nota que hay mano femenina...).
Me pusieron en un mueble forrado de cuero que parece estar hecho para mi: cul en poma, espalda descansada y sin tener que plantar los tacones en el suelo... jejeje.
Tanto Sqaures como Mario empezaron con la sesión. Empezaba con la regla y, como todas las mujeres (y gran parte de los hombres) saben es cuando una está más sensible. Al principio me lo callé, pero enseguida vi como mis chicos se emocionaban y se lo comenté.
Mi Amo había llevado poco material, así que se fueron apañando con lo que había. Había momentos de dolor, de escozor, pero casi todo el tiempo fue placer, bueno, Placer con mayúsculas. No se lo dije a ellos, xq les conozco y hubieran sido capaces de subir la intensidad y tenía "miedo" de romper ese momento. Me centré en las sensaciones, en los tiempos, en las caricias de Squares mientras Mario me azotaba con la mano, en el sonido del látigo al acercarse sabiendo que sentiría la sensación de mordisco por la punta del mismo. Y es que el spank no deja de ser uno de los Reyes en el BDSM.

LauraM.

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