A
mi me gusta mucho más la pintura que la fotografía. Eso ha sido así
desde todos los tiempos. Quizá la razón sea muy sencilla: yo pinto y no
lo hago del todo mal. Siempre pensé que quizá era algo más profundo...
Poder inventar mundos que no existen, personas que jamás vivirán,
objetos que sólo están en mi imaginación. Poder crear te da una
sensación curiosa, de poder.
La
fotografía, en cambio, es un poco más costosa y "real". Necesitas una
buena cámara y tiempo para poder sacar una buena fotografía. Cierto es
que, a diferencia de la pintura, si tienes suerte (o si eres muy bueno, vaaale), con un sólo click puedes triunfar como la Coca Cola y con la pintura no suele ser el caso... Vamos, que si quieres algo currado
tienes que dedicarle muchísimo tiempo. No suele ser un problema para
los pintores, solemos tener una paciencia que parece infinita.
Decía que la fotografía me parecía más "real". Si quieres que en ella aparezca una mujer tienes que tener una (puede ser la tuya o no, eso ya cada uno decide). Y si la quieres rubia, porque crees que para la foto es lo ideal, pues tienes que buscártela así. O si la quieres de generosos pechos, nariz puntiaguda, labios prominentes, etc, etc. Siempre me pareció un problema añadido. Tienes que apañarte con lo que tienes o con lo puedes llegar a conseguir (fondos, escenarios, atrezzo, etc).
Yo era feliz en mi mundo de pinturas y pinceles cuando llegó un jovencito que decía que le gustaba la fotografía... y el caso es que no se le daba mal del todo. Me animó a posar y salieron cosas chulas. A mi me sorprendió porque siempre es mucho más complicado sacar a una persona de mi talla bien en una foto. Y así estuvimos años, el jovencito, su cámara y yo haciendo el chorra dónde y cuando queríamos.
Al jovencito le picó más la curiosidad con la fotografía y se compró una cámara nueva, de esas gigantes. Más tarde se compró un objetivo, o varios, un flash y no sé cuantas cosas más. La cosa se iba poniendo más seria. Pero ya no sólo era él. De repente parace que a todo nuestro entorno le apetecía ponerse a hacer fotos... ¿O quizá éramos nosotros que nos acercábamos a personas con sensibilidades parecidas? No sé sabe.
Y apareció otro "jovencito" (este un pelín más maduro, pero le llamaremos jovencito 2 por no herir sensibilidades) también con cámara en mano. Él llevaba más años que jovencito 1 y tenía más experiencias en muchos campos.
Jovencito 2 pasó a ser de nuestro círculo cercano de amistades, con el peligro que ello conllevaba. Enseguida hubo feeling y este segundo personaje pasó a hacerme también muchas fotografías. Y, curiosamente, en sus fotos también salía bien. Era todo muy paranormal. Sé cuales son mis virtudes y mis defectos, que tengo espejos en casa, y estos chicos son capaces de coger mis defectos y enseñarlos con naturalidad. Incluso haciéndome sentir bien con ellos y diciendo algo así como "pues aquí estoy yo con mis chichas y mis tatuajes".
Así que todo esto me hizo pensar... ¿Y si la fotografía es también un medio parecido a la pintura para crear fantasías que no existen? Quizá más que crear las modifica, las coge con cuidado y poniendo un pétalo aquí, un flash allá y un cacho de cuerda más allá hace que una mujer que en principio no debería de salir demasiado bien en foto lo haga a un nivel considerable. Quizá, sólo quizá, no sea tan aburrida como yo pensaba. No sólo es apretar al botón, es tener la intuición de cuando y hacia dónde hacerlo.
Curioso de lo que una se da cuenta con los años...